miércoles, 13 de febrero de 2013



LA PERSONA QUE CREA

Las personas creativas se enfrentan a riesgos y frecuentes equivocaciones, por lo que es importante desarrollar una conducta repetitiva y rutinaria en donde lo que ocurre es copia de algo que ya ocurrió en el pasado, es decir si estamos armando un diseño de robot con piezas de lego, en ese ensayo y error podríamos encontrar la pieza que nos ayudaría a construir el robot que indica el manual, pero también debemos aceptar que con los errores podemos asumir riesgos como elementos de los procesos creativos, sin embargo un error podría dañar el circuito del robot que estamos armando.
Según Ridao (2005), el espacio para el desarrollo del potencial creativo otorga la oportunidad de operar con el pensamiento divergente y convergente, ambos característicos del proceso creador. Se entiende como pensamiento divergente, aquel que se desarrolla con la creatividad. Se lo ubica en el hemisferio derecho del cerebro y es el encargado de controlar el lado izquierdo del cuerpo humano. Se caracteriza por ser intuitivo, espontáneo, emotivo, espiritual, fantasioso. La variedad de respuestas, aceptables y válidas. Recurre a la imaginación como fuente de ideación. Libre expresión, fluencia y apertura. Realiza múltiples conexiones y analogías. Acontece lo insólito, lo nuevo, lo desconocido, lo original. Y por último, no necesita apelar a los datos de la memoria.
      El pensamiento convergente, aquel que produce una respuesta ligada a la cultura y la ciencia. Se lo ubica en el hemisferio izquierdo del cerebro y es el encargado de controlar la parte derecha del cuerpo humano. Sus características son: es organizado, conservador, planificador, lógico, analista, detallista. Recurre ineludiblemente a la memoria. Respuestas concretas y precisas. No media necesariamente la imaginación. Y por último, es convencional.
     Cada tipo de pensamiento con sus características particulares son fundamentales a la hora de desarrollar la creatividad de manera armónica y dinámica. Tanto uno como el otro constituyen los motores que ponen marcha el proceso creativo, y por ende, las infinitas posibilidades de aprendizaje. 




EL PROCESO CREADOR
    En la creatividad hay elementos claves en el desarrollo de los procesos creativos tales como: la sensibilidad a los problemas, la tolerancia a la ambigüedad, la apertura a la experiencia, la motivación intrínseca, la aceptación del error y el riesgo, el manejo de la incertidumbre, entre otros.
   El proceso creativo nace primero en nuestra cabeza y luego a través de algún proceso mediador afloran en la realidad, tales como: la preparación, incubación, iluminación, verificación y elaboración.
·         En la preparación se reúne la información, problemas, dudas y cuestionamiento.
·         La encubación, durante la cual las ideas se instalan e interactúan debajo de la conciencia.
·         La iluminación, cuando las piezas encajan, el momento de la ¡Eureka!
·         La verificación cuando se debe decir si a la intuición obtenida en la iluminación, vale la pena dedicarle atención.
·         La elaboración es la etapa que lleva más tiempo y supone el trabajo de realizar todo lo previsto.

Marisela Fernández

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