LA PERSONA QUE CREA
Las
personas creativas se enfrentan a riesgos y frecuentes equivocaciones, por lo
que es importante desarrollar una conducta repetitiva y rutinaria en donde lo
que ocurre es copia de algo que ya ocurrió en el pasado, es decir si estamos
armando un diseño de robot con piezas de lego, en ese ensayo y error podríamos
encontrar la pieza que nos ayudaría a construir el robot que indica el manual,
pero también debemos aceptar que con los errores podemos asumir riesgos como
elementos de los procesos creativos, sin embargo un error podría dañar el
circuito del robot que estamos armando.
Según
Ridao (2005), el espacio para el desarrollo del potencial creativo otorga la
oportunidad de operar con el pensamiento divergente y convergente, ambos
característicos del proceso creador. Se entiende como pensamiento divergente, aquel que se desarrolla con la creatividad.
Se lo ubica en el hemisferio derecho del cerebro y es el encargado de controlar
el lado izquierdo del cuerpo humano. Se caracteriza por ser intuitivo, espontáneo,
emotivo, espiritual, fantasioso. La variedad de respuestas, aceptables y
válidas. Recurre a la imaginación como fuente de ideación. Libre expresión,
fluencia y apertura. Realiza múltiples conexiones y analogías. Acontece lo
insólito, lo nuevo, lo desconocido, lo original. Y por último, no necesita
apelar a los datos de la memoria.
El pensamiento
convergente, aquel que produce una respuesta ligada a la cultura y la
ciencia. Se lo ubica en el hemisferio izquierdo del cerebro y es el encargado
de controlar la parte derecha del cuerpo humano. Sus características son: es
organizado, conservador, planificador, lógico, analista, detallista. Recurre
ineludiblemente a la memoria. Respuestas concretas y precisas. No media
necesariamente la imaginación. Y por último, es convencional.
Cada tipo de pensamiento con sus
características particulares son fundamentales a la hora de desarrollar la
creatividad de manera armónica y dinámica. Tanto uno como el otro constituyen
los motores que ponen marcha el proceso creativo, y por ende, las infinitas
posibilidades de aprendizaje.
EL PROCESO CREADOR
En la creatividad hay elementos claves en
el desarrollo de los procesos creativos tales como: la sensibilidad a los
problemas, la tolerancia a la ambigüedad, la apertura a la experiencia, la
motivación intrínseca, la aceptación del error y el riesgo, el manejo de la
incertidumbre, entre otros.
El proceso creativo nace primero en nuestra
cabeza y luego a través de algún proceso mediador afloran en la realidad, tales
como: la preparación, incubación, iluminación, verificación y elaboración.
·
En la preparación se reúne la
información, problemas, dudas y cuestionamiento.
·
La encubación, durante la cual
las ideas se instalan e interactúan debajo de la conciencia.
·
La iluminación, cuando las piezas encajan, el
momento de la ¡Eureka!
·
La verificación cuando se debe
decir si a la intuición obtenida en la iluminación, vale la pena dedicarle
atención.
·
La elaboración es la etapa que
lleva más tiempo y supone el trabajo de realizar todo lo previsto.
Marisela Fernández
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