IDENTIFICAR,
DIAGNÓSTICAR O EVALUAR LA CREATIVIDAD
La identificación, diagnóstico o evaluación de la
creatividad ha sido motivo de preocupación para los estudiosos de la
creatividad, como Guilford, Torrance, Wallan, Kogan, McKinnon, Oester, Getzel y
Jackson, entre los más destacados, teniendo la mayoría de los instrumentos
utilizados para predecir si una persona
es creativa o no, como elemento común el pensamiento, tanto divergente como
convergente.
En las pruebas para la determinación de la presencia
de la cualidad creativa de las personas, Guilford considera 120 factores,
empero, destaca sólo 24 desglosados en
15 del pensamiento divergente, 5 del pensamiento convergente y 4 de evaluación,
teniendo como objeto obtener el máximo de respuestas derivadas del problema
dado, lo cual esta vinculado con la fluidez. En conjunción con el mayor número
de respuestas diferentes obtenidas, relacionado con la flexibilidad, así como
la expresión de originalidad manifestada por las repuestas menos frecuente.
Ante esta situación planteada se estableció que la
identificación, diagnóstico o evaluación de la creatividad es una actividad difícil
de medir o evaluar, obteniéndose resultados satisfactorios al considerar
criterios de evaluación cónsono con el contexto y la realidad del sujeto
susceptible de ser sometido a estudio, a pesar de las diversas dificultades que
pueden suscitarse.
INTELIGENCIA, EMOTIVIDAD Y CREATIVIDAD.
A través del tiempo la concepción de la
inteligencia, emotividad y creatividad ha cambiado. Por un período extenso se
asoció la inteligencia con la resolución de problemas y la creación, donde la
resolución de problemas esta vinculada con la razón y la lógica, mientras que
la creatividad constituye el reflejo de la imaginación y la intuición. Sin embargo,
los términos de inteligencia y creatividad manifestados por las personas,
carecen, como fenómenos, de una definición precisa y clara, sustentado por los
diferentes elementos que pueden operar en un individuo, tales como la capacidad
intelectual, la afectividad, los factores sociales, la formación educativa y
cultural, entre otras.
Una diferencia demarcada entre inteligencia y
creatividad la constituye el hecho que la creatividad es un proceso cualitativo
esencialmente, al estar aspectado por la imaginación y la intuición. Por otro
lado, la inteligencia alude a la razón y la lógica.
Otro aspecto resaltante esta conformado al vincular
la inteligencia con aptitudes especiales como la matemática, la música, la
pintura y las actividades prácticas. La creatividad, en cuestión, presenta en
un determinado momento, la dificultad de poder identificar a quien se refiere,
si es al proceso creador, a la persona que crea o los productos creados, por lo
tanto, la inteligencia y la creatividad no son facultades precisas, por el
contrario, se consideran conformada por una pluralidad de aptitudes,
disposiciones y capacidades.
En referencia a la inteligencia, algunos autores,
entre ellos David Goleman, expresan que existen diversos tipos de inteligencia,
siendo una de ellas la emocional, considerada como la manera de interactuar con
el mundo, sustentado en los sentimientos y que aluden a muchas habilidades como
el control de los impulsos, la motivación y la agilidad mental.
En este sentido se puede expresar que la
inteligencia, la emotividad y la creatividad, son procesos manifestado por las
personas. Estos procesos están estrechamente relacionados y permiten que las
personas se destaquen dentro de un ámbito en particular.
Rubén Serrano Medina.
C. I. 4.811.457
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