¿Se puede identificar,
diagnosticar o evaluar la creatividad?
La
evaluación de la creatividad, históricamente ha estado basada en los
indicadores clásicos propuestos por Guilford en el año 1950. La fluidez, la
flexibilidad, la originalidad y la elaboración, han sido los puntos de partida
de los teóricos. Por otra parte, la psicología ha elaborado instrumentos que
tratan de evaluar las manifestaciones conductuales que determinan
características de la creatividad en los individuos. Todos estos métodos, instrumentos
o test, son objeto de críticas, ya que tratan de hacer énfasis en determinados
aspectos más que en otros, y las nuevas teorías humanistas hacen énfasis en que
si bien en algunos aspectos sobresale el pensamiento divergente, también aflora
el pensamiento convergente.
En
líneas generales se puede decir que el diagnóstico de la creatividad presenta
dos tendencias básicas: 1) La evaluación de las personas que son potencialmente
creadoras y 2) la diferenciación de las personas que no lo son, es decir,
previamente identificados unos rasgos y comportamientos típicos, se evalúa el
comportamiento de las personas. Pero no se ha podido evaluar y establecer la
correlación entre las características propias del proceso creativo y la del
producto creado. Es como tratar de explicar e identificar, de un proceso
creado, qué características del proceso creativo lo conforman.
Autores
como Oerter han llegado a la conclusión que la inteligencia es un todo, una
estructura mental donde sus elementos interactúan permanentemente.
Otros
indican que la creatividad posee numerosas variantes y variables,
confundiéndose factores intelectuales, afectivos, sociales y culturales.
En
conclusión, los diferentes métodos e instrumentos que existen y se siguen
desarrollando para evaluar las potencialidades del pensamiento creativo, son de
gran utilidad para el sistema educativo, a fin de desarrollar modelos que
tengan la finalidad de motivar el desarrollo del pensamiento creativo.
Zulay Jiménez M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario